SEÑALES DE HUMO PARA UN ESPÍRITU ALBINO

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martes, 8 de septiembre de 2015

"CUERDAS DE CUERO" Dueto Totti Draco Benigni & Musa Peregrina

CUERDAS DE CUERO
Dueto Totti Draco Benigni & Musa Peregrina



CUERDAS DE CUERO
Dueto Totti Draco Benigni & Musa Peregrina
He regresado a mi tierra natal, Misisipi, lugar donde he aprendido a amar y llorar con la misma intensidad. Regresé al delta,donde la madre tierra es un páramo que no necesita de fotografías para revelarse a los ojos. Este es mi hogar aquí aprendí mi vocación, esa que me llevó a recorrer lo extenso del Misisipi y más allá de lo que mi imaginación de niño sureño, pueda alcanzar. Estoy de vuelta en mi alma, tal cual yo quería. Mi regreso tiene que ver con que he abandonado la música, en algún punto de la encrucijada, extravié mi inspiración.
Tal vez sean las huellas de vivir a pura aguardiente por las noches durante tantos años. El viejo pórtico de madera,con mi silla mecedora y ese viejo tronco, donde apoyaba las cosas… son una exhalación. La vista al río no había sido modificada durante estos años de herrumbre. El olor de los alambiques en plena ebullición son una postal olfativa.
Siento estar en casa, vencido por los cientos de recuerdos que vienen a mí.
Estas tierras, mi patrimonio, son testigos de una vida que viví una vida antes que ésta, tierra buena, hasta que la crecida del Río llegó, y me llevó lejos, a mi y a mis pecados y me devolvió, otra vez, a una esperanza. Las noches y el alcohol, son los padres de todos los pecados que pesadamente traía y aún llevo sobre mis hombros.
Ya sentado, con la mirada puesta en lo rojo del atardecer que se mezclaba con la lumbre de mi tabaco, hinche mi pecho y pensé en el amor, mi primer amor… primeros amores.
Cottontown era el poblado más cercano. Ahí conocí a dos personas, que marcaron mi destino. El primero fue el viejo Morrow.
Era un sobreviviente de una plantación de algodón en Albedunia, la casa principal fue saqueada y quemada por una horda de ladrones que abundaban en esas épocas. Morrow sobrevivía tocando el banyo en la puerta de la taberna y ocasionalmente lo contrataban para algunos eventos sociales. Ejecutaba con maestría un banyo openback y poseía un amplio repertorio en la música dixie de antaño. Nos conocimos cuando mi hermano me había enviado a vender agua ardiente al señor Cross, y a la salida lo vi. Yo tenía 12 años entonces, y me quedé maravillado con ese instrumento, por lo cordial de sus armonías, las notas altas y la simpleza de sus cuatro cuerdas.
Me llamó niño tonto, ya que yo simplemente quedé parado escuchándolo una hora, y no había dejado ni un penique. Al otro día regresé le llevé un wisky casero que era de mi hermano, y jamás dejé de ir a verlo tocar desde entonces. Años más tardes Bruce, mi hermano, muere en la explosión del alambique y me quedé sólo en la vida, así que llevé a Morrow a vivir a mi casa, sin escuchar al Padre Springer, ni toda su pompa. Fuimos muy buenos amigos. Yo era un alumno ejemplar.
Cuando más grande, tocábamos a dúo, y éramos la fascinación del poblado negro, que nos contrataban seguido. Yo era muy veloz con mis diecisiete años. Morrow, era un hombre de cincuenta y tantos, desdentado que, si bien él era mi maestro, la atracción era un blanco tocar como negro aquel instrumento. Un día, Morrow me comenta que una sobrina de él iba a estar unos días de paso, ya que traería correspondencia de su madre y claramente, le ofreció hospedarse en nuestra finca. Digo nuestra, porque me crié con él.
Había perdido a mis padres debido a la peste,a mi único hermano cuando muy niño y con él, prácticamente me hice hombre. Nos habíamos ido al condado de Fralaw, a tocar con otros músicos locales. Morrow, había bebido demasiado y lo dejé en aquel burdel,descansando en brazos de la meretriz de turno. Aproveche que una de las carretas salía temprano y volví a casa. Tenía que hacer algo con aquel viejo cobertizo,donde había explotado el alambique. Ya era hora de dar vuelta la página. Se acercaban mis dieciocho años y era necesario remodelar el lugar, acondicionarlo. Solo yo podía, el viejo no estaba bien de los huesos, decía que la humedad lo había torcido. Al llegar, noté a lo lejos que alguien estaba en el pórtico. Era Diane, la sobrina de Morrow, al juzgar por su aspecto. Era un espécimen bellísimo. Sus labios parecían explotar. No sabía qué decirle. Torpemente me presente,ella bajó su mirada y me saludo como se saludaba a los hombres blancos.
Imposible desviar mi mirada de tan turgentes senos,sus caderas prietas y macizas, resaltaban bajo el vestido de manta cruda,cubierta por tenues rayos de sol acariciando su atlética espalda. Con mi casi cumplida mayoría de edad,el hambre de comerme el mundo era desesperante. Tanto como mis ansias de hacer realidad mil fantasías eróticas, fabricadas en mi mente,con imágenes de chicas semidesnudas,que descubrí, siendo más pequeño en viejas revistas colección secreta de mi difunto hermano Bruce. Diane se retiró tímida a una de las habitaciones,acaso cohibida por mi lasciva mirada,que con insistente curiosidad parecía desnudarle.
Cayó la tarde y con ella, asomó el desfile de jornaleros, procedentes de distintas hectáreas de cultivo en la finca. La propiedad no era inmensa pero la tierra fue bendecida por Dios con fertilidad. El algodón lucía majestuoso en los cestos,que los campesinos negros cargaban sobre sus hombros,camino a las bodegas donde se almacenaba,para luego ser enviado a la frontera oeste del estado con Arkansas, y gran parte del suroeste del estado con Luisiana. El río Misisipi,por ser relativamente llano en la región,se caracteriza por desbordase con mucha facilidad,lo que hace a las regiones próximas a las riberas del río muy vulnerables frente a las inundaciones. Así que, prácticamente la venta era segura. Tanto que la naciente Delta & Pine Land, la compañía de semillas de algodón más grande del mundo,no se daba a basto para llegar a cubrir la necesidad del basto territorio. Esto daba oportunidad a pequeños productores como yo a vender por completo nuestras cosechas. Tuve grandes ganancias,pero la gran mayoría fueron destinadas a pagar innumerables aventuras y parrandas, donde Morrow y yo eramos atendidos como verdaderos reyes. Pasábamos horas entregados a la buena vida,entre cigarros y felaciones deliciosas que las chicas del pueblo nos prodigaban.
Cada tercer domingo del mes se reunían en un pequeño poblado de Hunsville capítal de Alabama,distintos músicos provenientes de varias partes del país, entre los que se encontraba un viejo amigo de Morrow, Jesse Duck apodado "cabeza de vaca" un verdadero virtuoso del banyo en estilo country. Amenizando por años distintos lugares en Hunstsville, en aquella época corría como reguero de pólvora distintos estilos musicales,a pesar de que el tronco musical country,se sustentó sobre la savia de las baladas angloceltas traídas a Estados Unidos,originalmente por los emigrantes celtas -irlandeses y escoceses- e ingleses. Esa mezcla se asentó en las montañas de los Apalaches y comenzó a fermentar y a transformarse en un estilo montañero o hillbilly, que entroncó al paso de los años con la canción folk y el old time. Al mismo tiempo los emigrantes afroamericanos o negros trajeron consigo un instrumento que, a la postre, abandonarían posiblemente debido al complejo "Tío Tom" y a los artistas blancos caras pintadas de los años treinta, pero que resulta uno de los pilares distintivos de nuestra música: el banyo o banjo.
El más importante instrumento musical de los esclavos, además de todo tipo de percusiones con instrumentos caseros, se dice que la versión americana de instrumentos tipo kitar. El más popular en los orígenes fue el de cuatro cuerdas, llamado hoy tenor. Fue usado mucho en las primeras bandas de jazz, después se abandonó y en los 70 volvió a adquirir prestigio. Los esclavos fueron adquiriendo cierta formación de la música tradicional de los pobladores blancos de las colonias respectivas, de origen muchas veces inglés, o escocés… y hacían versiones propias, transformadas. Se habla de las reuniones de los campamentos por todo el sur a lo largo del siglo XIX, una vez aceptada la religión protestante mayoritaria (más o menos mezclada con elementos africanos) como base del negro espiritual.El banjo cruzó con las baladas angloceltas y dio fruto a las bandas negras o jug bands (debido a las jarras de licor que incorporaban y que hacían sonar soplando) que tocaban música country y a un buen número de bandas blancas que lo asumieron como propio.
Aquel domingo no sería igual. Todo fue tan rápido,lo recuerdo como una verdadera pesadilla,al fondo de la barra dos músicos pasados de copas, discutían e iniciaron a levantar las voces, y se formó una turba al rededor mientras ellos se liaban a golpes. Morrow y yo decidimos acercarnos para disfrutar del espectáculo,ya que solía pasar que esos encuentros terminaran con la buena intención de fraternizar entre bandas,con alguno o varios muertos regados. Se escucharon disparos y se armó tal revuelta, que cada quién corrió veloz a proteger su pellejo. Yo volé a todo lo que daban mis pies y me olvidé de Morrow. Un silencio abismal se apoderó del lugar,había pasado todo. Salí de mi escondite bajo dos mesas y le ví, yacía tirado con la mirada perdida,junto a otros compartiendo el mismo charco de sangre... ¡Le habían herido!
Todo era un caos,aun así,logré arrastrarlo a la salida y recostarlo en el asiento trasero de mi vieja Ford,que en esta ocasión respondió al primer intento. Después todo lo recuerdo como en una película de terror,la voz del médico diciendo,que jamás volvería a caminar y pasaría sus últimos días parapléjico... Fue así como acudí a Diane y le propuse se quedará a trabajar y me ayudara a cuidar al viejo. Lo demás vino en consecuencia, yo estaba solo y ella era irresistible infierno. El sonido del banyo fue testigo de nuestro amor y la fuerza de entrega con que nuestros cuerpos, viajaron más allá del territorios extraños, que como reserva natural nos acogió en su verde manto. Fueron años duros,el dinero comenzó a escasear y yo tuve que vender la mayor parte de la finca, fue así como volví a las viejas tabernas, que me recibieron felices después de varios años, en los cuales mi voz casi muere, extrañando el chocar de vasos y la compañía de aquellos, que como yo, se apasionan de la noche arropados de incierta melodía. Mientras la soledad mitigaba mi sed en el vino y lo musical de un momento perdido.
Una noche, en que totalmente ebrio no supe como llegué a casa,me recosté y busque más licor,mi mente me exigía acabar con la última gota. Pensé en una secuencia de imágenes desde mi niñez desfilando como fantasmas,sonriendo descarnados rostros, viendo a mis padres muertos, escuchando como música de fondo el tema : "La balada de Jed Clampett" de Earl Scruggs quién popularizó una forma de tocar el banjo,con tres dedos conocida como "estilo Scruggs" y uno de los creadores de la música Bluegrass, fue así que me quedé dormido,sin apagar mi cigarrillo... El olor a quemado me despertó,me sentí mareado,perdido en una nube de humo,las llamas devoraban todo a su paso,en mi huida tropecé con el cuerpo de Morrow calcinado totalmente.
Salí de ahí y escapé...como lo hice siempre que la vida me exigía dar la cara. Abandoné todo y me refugié en Nashville por muchos años,deambulé en sitios terribles que colindan con el averno mismo,entre humo de cigarrillos y llantos ahogados que apuñalaban mi memoria a diario,siempre acompañado de mi banyo ...
Aquí me encuentro nuevamente en esta mecedora,donde pareciera que el tiempo no ha pasado. Los recuerdos siguen latentes. A lo lejos escucho un automóvil que se acerca a alta velocidad. Ha corrido la voz que había regresado al pueblo. La justicia me iba a detener por el asesinato de Morrow, casi mi padre y Diane, la mujer que más amé en mi vida, que falleció de tristeza esperando por mí,en el pórtico de nuestra casa,cayéndose a pedazos su corazón,sepultando bajo sus cimientos todo lo que fue mi vida,que me venció desde antes de nacer,por causa de mi propia guerra...
Totti Draco y Musa Peregrina.