SEÑALES DE HUMO PARA UN ESPÍRITU ALBINO

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lunes, 2 de mayo de 2016

ERES MÍO

ERES MÍO

Tras la montaña que esconde la soledad de tus garras, se encuentra mi corazón feliz de escuchar tu aullido, que ora al cielo gruñendo porque aun me amas...
Tu pelaje encierra los secretos que mis jadeos le confiesan.
Tu sexo sabe a mi sexo. La pasión que corre en nuestras venas añora el tiempo,el espacio aquel allá en nuestro pequeño cuarto, donde tan felices fuimos y la noche observó la furia con que nos amamos.

Me engolosina ese racimo de erotismo que ofrece el centro de tu cuerpo. Bebo del cántaro que nutre mis entrañas, con blancas aguas que la lujuria obtiene tras chocar nuestras copas sedientas de éxtasis.
Y yo, yo te amo y disfruto. El iris tornasol de tu mirada, me promete más goce del que nunca antes escribieron mis dedos.
Tu corazón de fiera se estremece aun con mis latidos a distancia.
La sangre de una paloma blanca, es la ofrenda que el tiempo clama al dios pagano del amor entre sábanas, que habrá de negociar con el infierno,un cúmulo de besos atrasados que el destino nos negó por falta de tiempo, la noche aquella en que fuimos barro.

Mi amor hoy sé que nos separaron las grandes aguas,nos arrancó el sol de aquellas ciudades, donde habitan satisfechos los seres con el alma ardiendo por fundirse en otra mirada. El deseo se extravió al igual que la arena de aquel viejo reloj, que miraba nostálgico los ojos de la mar, la caracola que gozaba cuando con tu arma de guerrero, perforaste mis fantasías que dormían en mi piel, como noche sin tormenta,como estrella de ti enamorada...
Hoy nuestras plumas braman, la poesía está en celo. Porque ante la luna soy la hembra que cohabita a ojos cerrados y camina descalza entre las rocas del bosque innominado, dejando en cada orgasmo la mitad de mi vida, liberando la piel de la serpiente que muta al pecado y se recuesta sobre un verde manto de sentimientos embrionarios.

Vivo acechando tus gemidos, lamiendo tu leño que arde al compás de mis caderas costeñas, gozando en cada movimiento la sinfonía del mar, que tu cuerpo y mi cuerpo escuchan siendo polvo y silencio, con la mirada perdida, imaginando el sepulcro que nos aguarda, tras sentir los espasmos con olor de nuestros sexos enloquecidos. Cariño somos agua,somos carne, somos dos almas incoloras que se aman en el cielo y bajo la tierra,que sueña con que un día en ella duerman nuestros huesos...

Musa Peregrina
Desde la perla del pacifico
Acapulco, México.