SEÑALES DE HUMO PARA UN ESPÍRITU ALBINO

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jueves, 14 de junio de 2012

MI FRUTO PERMITIDO

MI FRUTO PERMITIDO
Paseando por el huerto de mis pensamientos esta noche me dejaré convencer por la misma manzana del ayer, no importando que al llegar la madrugada mi alma muera envenenada de dolor.
Te daré cuanto pueda ofrecer en la inmensidad de mi creación y tu pecado mortal. Siempre habrá un lugar para todos los seres humanos que volvamos al Edén de nuestros deseos más rebeldes en el naufragio de la piel.
El viaje ha sido tedioso, aburrido sin canto ni baile que desquicie el alma aturdida de soledad. Como un sol carente de fe para iluminar el mundo entero. Si no tentamos al destino en cada una de sus partículas y nos permitimos bucear en un mar de momentos inolvidables, desperdiciamos el albedrío otorgado generosamente por el creador.
No es saludable seguir negando mi mordisco a la manzana. Ella invita la delicia prohibida, y mi alma en cada amanecer saborea los jugos del tiempo, sedienta de beberse las memorias de la vida. Hoy finalmente inicio el camino rumbo a la cañada donde se esconden nuestras existencias, las resurrecciones y mi locura.
En la búsqueda que nos guíe hacia el río de una vida compartida, aun en la oscuridad de un paraíso incierto. Ahí solo en ese lugar mi alma respira libremente. Cerrar la puerta a mis instintos embrutecidos de ilusión provocará que se marchite mi corazón.
Mi espíritu morirá lentamente cada día, por no obedecer el mandato de redención y no dar punto final al éxodo de quimeras que me convierten en una paloma herida. He sido una cobarde ante mi mejor y más grande pasión… tú.
El génesis de tu mirada despertó en mi, un libro extraño que aun no termino de escribir. En la página dorada está la prueba de un gran amor, de hilos que bordaron las mejores emociones de mi vida cuando me enseñaste a amar, y yo mordí el fruto de un árbol que no fue el tuyo.
Obedeciendo a los perversos designios de mi piel he pecado sin amor. Por el placer de ser la misma mujer del ayer es que te has marchado, amor esta noche quiero decirte que jamás lo volvería a cometer.
Hoy se que te amo,siempre te amaré cariño, hasta el último de mis días en la tierra en que me perdí... ¡Amor mío perdóname por favor! Solo soy una mujer y tuve miedo de vivir …
Musa Peregrina.
Desde la perla del pacífico Acapulco, México.