SEÑALES DE HUMO PARA UN ESPÍRITU ALBINO

.

jueves, 14 de junio de 2012

BUSCANDO EL BRILLO INTERIOR

Supe de tu existencia porque en todos los libros cuenta la leyenda que eres mía. Desde la antigüedad vago creyéndome único por poseerte. La verdad es que soy la raza elemental que aun sobrevive ante las inclemencias de la gente, que no observan las  fuerzas primarias,me declaro consorte en hechicería pagana por diversión simplemente. En la historia muchos me temen, envuelto entre la bruma del bajo astral me uno a las sombras juguetonas, que se divierten bañándome entre ríos, lagos y fuentes. Me apodero de los hogares, ejerzo un encantamiento amistoso y soy el amo cuando cae la noche. El bosque tan verde sabe de mis huellas, de la locura que me domina si deseo redimir el silencio de los rincones en la hierba. Los espejos son ventanas a otra dimensión, me detengo a mirar  por un instante en ellos y la vanidad hace un rictus de dulzura, para aquellos corazones que observan cada mañana las arrugas de sus pasiones. La fiesta de risas, júbilo, muecas y gritos que pintan  las paredes de alegría, es desterrada por San patricio  que necesita agua de mar en un colador y me envía por ella para que yo nunca  regrese. A lo largo de los años manifiesto esos sueños que en algunos seres murieron por ser olvidados. Luciérnagas coquetas  me guiñan los ojos en su vuelo, disfrutan el viento frío de la noche entre árboles ancianos con hojas llenas de sabiduría, por ser testigos mudos del tiempo y sus frustraciones. Almas que insisten en bañarse en el gran río de los pecados y lamentaciones, tiempos sin promesas, viviendo sin paz interna. La cultura popular inició un coro arcaico la noche de anoche, en el soy un gran señor que vaga de la mano del arcoíris, arrastrado entre mil hojas de otoños olvidados y sus emociones. La naturaleza de los humanos despierta mi malicia, fundiéndome entre el verde musgoso es que nace el color de mi piel maravilloso. Una ambigüedad dolorosa respira mi pensamiento, estremecida por  los misterios del insomnio, ahí yo existo y comparto contigo  los miedos  más atroces, tus demonios. La niebla me sonríe y acaricia la cábala perdida, resucita fantasías, mariposas traviesas quieren robar mi tesoro, que es la vida misma. Eso que los hombres llaman mi olla de oro escondida... Musa peregrina.