Las palabras dichas con amargura y acidez de alma, provocan ver el mundo a través de un cristal empañado de inseguridad y apatía, que enferma a quien suele respirarlas. Las devuelvo una a una, como si fuesen puñales filosos que matan a distancia,a quién me finge amor pero en realidad solo me usa de pañuelo para limpiar sus lágrimas, en medio de una soledad que le carcome las entrañas...
Musa Peregrina.