Viky la gaviota una tarde recordaba sus andanzas, sentada en una roca ella pensaba y soñaba, surcar cielos lejanos dejando atrás cadenas que le atan. Ensayaba tantas veces y creía encontrar amor en otra mirada, lo buscaba entre la brisa, quería su otra mitad de alma. Algunas temporadas imitaba el canto de las sirenas que escriben versos en las grandes aguas, caracolas y arrecifes cuentan que ella jamás perdía la esperanza.
Miraba el cielo cada mañana y le pedía al universo que la llevara muy alto, allá donde no existen lágrimas. Entre la brisa marina veía pasar los años, algunas veces era niña que jugaba con perlas y algas, otras solo una gaviota vagabunda que lloraba y lloraba. Mar adentro de sus pensamientos anhelaba una pasión loca y arrebatada. Quería amar y ser amada, como la lluvia y la nube se aman,como la arena ama las huellas que le deja la tarde que atraca.
Ave en búsqueda de sueños azules color cielo, enamorada de instantes fugaces, de marineros que acarician el alma. Arrecifes dolorosos la esperan cuando por estos pierde vuelo y la risa se le acaba. Feliz a ratos con barcas llenas de palabras, navegando cerca de su ser interno, la besan con labios de farsa, la dejan llena de recuerdos que nunca pidió en el corazón le incrustaran.
Viky retoma el vuelo, se aleja nostálgica entre olas de amores que vienen y van. La gaviota poeta imagina que el sentimiento eterno un día de estos llegará. Entre tormentas, luceros y poesías, la plenitud de su vivir busca esa emoción que le de ánimos, para respirar acurrucada en el océano universal.
La luna y el sol lo saben, la playa quieta estará, un libro escrito de silencios que ella guarda en la profundidad del mar. Viky busca incesante el amor y nuevas playas conquistará. Las gaviotas son inquietas, ellas viajan más allá del sol y van por su estrella, vuelan valientes por la libertad de cuerpo y alma desde la antigüedad ...
Musa Peregrina
Desde la perla del pacífico Acapulco, México.
Miraba el cielo cada mañana y le pedía al universo que la llevara muy alto, allá donde no existen lágrimas. Entre la brisa marina veía pasar los años, algunas veces era niña que jugaba con perlas y algas, otras solo una gaviota vagabunda que lloraba y lloraba. Mar adentro de sus pensamientos anhelaba una pasión loca y arrebatada. Quería amar y ser amada, como la lluvia y la nube se aman,como la arena ama las huellas que le deja la tarde que atraca.
Ave en búsqueda de sueños azules color cielo, enamorada de instantes fugaces, de marineros que acarician el alma. Arrecifes dolorosos la esperan cuando por estos pierde vuelo y la risa se le acaba. Feliz a ratos con barcas llenas de palabras, navegando cerca de su ser interno, la besan con labios de farsa, la dejan llena de recuerdos que nunca pidió en el corazón le incrustaran.
Viky retoma el vuelo, se aleja nostálgica entre olas de amores que vienen y van. La gaviota poeta imagina que el sentimiento eterno un día de estos llegará. Entre tormentas, luceros y poesías, la plenitud de su vivir busca esa emoción que le de ánimos, para respirar acurrucada en el océano universal.
La luna y el sol lo saben, la playa quieta estará, un libro escrito de silencios que ella guarda en la profundidad del mar. Viky busca incesante el amor y nuevas playas conquistará. Las gaviotas son inquietas, ellas viajan más allá del sol y van por su estrella, vuelan valientes por la libertad de cuerpo y alma desde la antigüedad ...
Musa Peregrina
Desde la perla del pacífico Acapulco, México.