YA CASI TE DESCONECTAS AMOR
Aun me queda media hora antes de dormir, descifraré en agónicos minutos lo que nunca alcanzo a decir siempre que te vas. Hace tiempo que no tengo pesadillas, que las horas se me escurren como dulce miel que el sosiego y tu mirada me ofrecen, al beber felizmente la ternura que derrochas en mi ser. Es similar al viento que acaricia aquellas aves migratorias viajando curiosas, en busca de una leyenda urbana llamada "Libertad".
Un respirar agitado arremete mis silencios mesurados. Logra hacerme caminar, sobre el mar y las nubes de algodón brillante. El apareamiento de tu alma y mi alma logra conquistar mundos fantásticos, que nos conducen de súbito a la majestuosidad de sentidos endiablados, al reposo y la compañía abstracta, a juntar las piezas rotas de nuestras insignificancias.
Acepto que por ti nuevamente soy la loca que araña paredes invisibles, la que no acepta efímeros paisajes, la que se niega a cortar la arteria principal que nutre su tímido corazón de suspiros.
Tu presencia alimenta mis auroras y arranca de raíz incipientes grises, que como ovejas descarriadas escampan tras la tormenta de mis años. Me aportas afluentes, reciclas mis caricias que no fueron carcomidas por una intimidad secuestrada de atardeceres, plena de mutaciones perennes y distorsionados encuentros.
No necesité de perfumes, ni de vestidos elegantes, no descubrí el hilo negro que colgaba de tu raída luna. Ni accedí a nadar en tu corriente maltrecha, solo me llevó un instante asesinar tus miedos, cazar tu naturaleza y romper en añicos tus fronteras, sin malicia ni ingenuidad de doncella. Me niego a que seas una utopía por eso siempre vuelvo a ti, porque te amo imperfecto, mi gran soñador, mi niño travieso, mi exterminador de cucarachas y ex coleccionista de hojas muertas. Creo honestamente que juntos generamos paraísos disimiles y escarbamos buscando eslabones, que refuercen el suelo que pisamos.
Nuestra madriguera se encuentra en el universo, luchando van en fila las estrellas ante la inercia y el vegetar de sentimientos, no quiero perder más tiempo discerniendo tonterías, no deseo ahogarme en pantanos imaginarios ni colocar flores marchitas en el jarrón del tiempo. Solo anhelo con todo mi corazón, ser esa flama que enciende tu sonrisa, la chispa que descubriste meses atrás y aun logra mantenerte aquí, cerca de todo lo que huela a vida. Quiero ser tu inspiración diaria, ser una extraterrestre de civilización desconocida, la que llegó de un planeta bicolor, como la sabiduría que atesora un anciano, donde solo existe el poder del amor para aprender a volar con los ojos cerrados. Sé que del otro lado la venda se cayó y que un par de espíritus albinos se disponen a saciarse de valles, montañas y lecciones inolvidables...
No te vayas nunca de mi, no quiero que me prometas nada, solo obsequia tus latidos rotos, tu diafragma intacto, tu lealtad y el sello dorado que el sol tatuó en tu espalda... no te pido más.
Anda amor ve a casita, ya casi te desconectaran.
Besos a tu corazón de pan.
Musa Peregrina.
Aun me queda media hora antes de dormir, descifraré en agónicos minutos lo que nunca alcanzo a decir siempre que te vas. Hace tiempo que no tengo pesadillas, que las horas se me escurren como dulce miel que el sosiego y tu mirada me ofrecen, al beber felizmente la ternura que derrochas en mi ser. Es similar al viento que acaricia aquellas aves migratorias viajando curiosas, en busca de una leyenda urbana llamada "Libertad".
Un respirar agitado arremete mis silencios mesurados. Logra hacerme caminar, sobre el mar y las nubes de algodón brillante. El apareamiento de tu alma y mi alma logra conquistar mundos fantásticos, que nos conducen de súbito a la majestuosidad de sentidos endiablados, al reposo y la compañía abstracta, a juntar las piezas rotas de nuestras insignificancias.
Acepto que por ti nuevamente soy la loca que araña paredes invisibles, la que no acepta efímeros paisajes, la que se niega a cortar la arteria principal que nutre su tímido corazón de suspiros.
Tu presencia alimenta mis auroras y arranca de raíz incipientes grises, que como ovejas descarriadas escampan tras la tormenta de mis años. Me aportas afluentes, reciclas mis caricias que no fueron carcomidas por una intimidad secuestrada de atardeceres, plena de mutaciones perennes y distorsionados encuentros.
No necesité de perfumes, ni de vestidos elegantes, no descubrí el hilo negro que colgaba de tu raída luna. Ni accedí a nadar en tu corriente maltrecha, solo me llevó un instante asesinar tus miedos, cazar tu naturaleza y romper en añicos tus fronteras, sin malicia ni ingenuidad de doncella. Me niego a que seas una utopía por eso siempre vuelvo a ti, porque te amo imperfecto, mi gran soñador, mi niño travieso, mi exterminador de cucarachas y ex coleccionista de hojas muertas. Creo honestamente que juntos generamos paraísos disimiles y escarbamos buscando eslabones, que refuercen el suelo que pisamos.
Nuestra madriguera se encuentra en el universo, luchando van en fila las estrellas ante la inercia y el vegetar de sentimientos, no quiero perder más tiempo discerniendo tonterías, no deseo ahogarme en pantanos imaginarios ni colocar flores marchitas en el jarrón del tiempo. Solo anhelo con todo mi corazón, ser esa flama que enciende tu sonrisa, la chispa que descubriste meses atrás y aun logra mantenerte aquí, cerca de todo lo que huela a vida. Quiero ser tu inspiración diaria, ser una extraterrestre de civilización desconocida, la que llegó de un planeta bicolor, como la sabiduría que atesora un anciano, donde solo existe el poder del amor para aprender a volar con los ojos cerrados. Sé que del otro lado la venda se cayó y que un par de espíritus albinos se disponen a saciarse de valles, montañas y lecciones inolvidables...
No te vayas nunca de mi, no quiero que me prometas nada, solo obsequia tus latidos rotos, tu diafragma intacto, tu lealtad y el sello dorado que el sol tatuó en tu espalda... no te pido más.
Anda amor ve a casita, ya casi te desconectaran.
Besos a tu corazón de pan.
Musa Peregrina.