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jueves, 14 de junio de 2012
¡MAMÁ TENGO HAMBRE!
El salón estaba repleto de periodistas y personas inteligentes que habían acudido a admirar su obra. Decían los conocedores que era una gran muestra de excelente literatura, una visión irreverente del mundo y sus infiernitos. La escritora sonreía mientras el flash de la fama, captaba la panorámica perfecta con la que soñó, por tantos años en su vieja máquina de escribir. Esta vez sus entrañas literarias habían logrado parir una novela diferente, audaz en su contenido, sagrada y magistral, pletórica en deseos que emanaban de una vida a ratos gris. Entre las cuatro paredes de su cocina, preparando a todos su platillo favorito. Lloraba de emoción, recordando que sólo necesitaba que le animaran un poco escuchando lo que ella escribía. Ninguno de sus seres queridos tuvo tiempo para detenerse a leer,lo que mamá cocinaba hasta muy tarde por las noches. Acompañada del silencio de sus dedos sazonando una deliciosa poesía… Musa peregrina.