CONTEMPLAR
Algún tiempo atrás allá donde crece como yerba el origen de las almas, la tuya y la mía germinaron vestidas de barro.
Irrumpieron entre nubes y estrellas sibilinas, leyeron antiguas tablas atesoradas en el cielo, con luz tenue lejos de toda tempestad y decadencia.
Bebieron agua sin tiempo, cruzaron el fuego a ojos cerrados y orillas de cada río acordaron sentimientos sagrados.
Así fue como la brisa descubrió que existian células enamoradas de la eternidad, a pesar de lo ya escrito en el corazón de las piedras, y la risa del destino humano .
Nuestras almas abrieron los ojos a la vida y fueron acediadas por las sombras, porque es menester caminar en un valle de dolores y heridas.
Día con día se agrietan aquellos recuerdos, que sobreviven al final del camino desencantado, repleto de huellas escarpadas y quimeras mezquinas.
Porque entre sueños de verso y prosa también se escribe el libro de la vida...
se cultiva la esperanza, confiando como lo hace la rosa, aún cuando de la primavera solo quedan cenizas.
Musa Peregrina
Algún tiempo atrás allá donde crece como yerba el origen de las almas, la tuya y la mía germinaron vestidas de barro.
Irrumpieron entre nubes y estrellas sibilinas, leyeron antiguas tablas atesoradas en el cielo, con luz tenue lejos de toda tempestad y decadencia.
Bebieron agua sin tiempo, cruzaron el fuego a ojos cerrados y orillas de cada río acordaron sentimientos sagrados.
Así fue como la brisa descubrió que existian células enamoradas de la eternidad, a pesar de lo ya escrito en el corazón de las piedras, y la risa del destino humano .
Nuestras almas abrieron los ojos a la vida y fueron acediadas por las sombras, porque es menester caminar en un valle de dolores y heridas.
Día con día se agrietan aquellos recuerdos, que sobreviven al final del camino desencantado, repleto de huellas escarpadas y quimeras mezquinas.
Porque entre sueños de verso y prosa también se escribe el libro de la vida...
se cultiva la esperanza, confiando como lo hace la rosa, aún cuando de la primavera solo quedan cenizas.
Musa Peregrina