Agradezco las buenas intenciones del tarot, pero el saber, solo tortura sin piedad al animal que yace amarrado al árbol de mis grandes errores. La indiferencia que mis propios latidos me confiere, silencia entre pausas agigantadas, aquellos absurdos, que danzan como olas nacaradas, en la orilla de mi playa solitaria. La cordura ya no da cabida a otras etapas, el tedio se desencanta al ver mis ánimos desarmados, desalienta mi silencioso andar entre arenas movedizas, la complejidad de mis letras,que no hacen más que disfrazar el cúmulo de sugerencias que la luna me ofrece. La música se presta gustosa a quemar en una enorme pira cadáveres de recuerdos, hojas secas, mi piel de serpiente que abandoné al salir de casa... a pesar de todo, intento rescatar la vejez de mis historias, una síntesis, una rosa seca, un beso robado, tu desdén... pero jamás me refugiaré, en la cárcel de barro que edifiqué para los que ya no están.
Musa Peregrina.
