SEÑALES DE HUMO PARA UN ESPÍRITU ALBINO

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sábado, 6 de abril de 2013

¿POETA O MUJER?

¿POETA O MUJER? (Musa Peregrina)
La piel de la poeta se estremece en cada suave movimiento de su amante, que acaricia con deseo cada uno de sus miedos y sucumbe ante la tentación de la excitante poesía.
El amor es blanco como las nubes y rojo como las gotas de un pañuelo sangrante que le dice adiós. El beso impuro de una dama apasionada, que prodiga sus caricias para aquel que cree amar.
Un día de verano ella ve como las cortinas de su habitación le hacen el amor a la ventana, besando al primer rayo de sol que ha de bañar su rostro e ilusionarle el alma. La nostalgia no tiene cabida junto al recuerdo de la cama pasional, donde sus manos antiguas se le enredan en el teclado y la aprisionan contra cada una de sus dudas. Le miente al reloj una y otra vez intentando mantener en secreto su necedad. Un misticismo interminable de quien peca con el sol, para que no se entere la aurora que no es eterno el amor y se va…
Menguando junto a la misma luna que le ve nacer de entre la hierba, el retoño de la locura que germina ante el ardid de los amantes en su amor abismal. Se diluye en el frágil retrato de la verdad que cesa el flujo de promesas, ciñendo su cintura a un eslabón más que ha de mantener encadenada ante aquel que se olvidó de amar…
La respuesta ha sido clara, si bien no escuchada por unos oídos que prefieren mentirse a sí mismos, antes que descender en un vuelo al atardecer acompañados de una mirada que les señala el índice de su corazón…
El ciclo estacional del otoño de su vida, habrá de traer consigo una nueva excusa para alimentar el rencor que le atribuye a los instantes ya muertos. Engrandece el roce infiel de un corazón ajeno al contrato carnal, el de los hombres de buena voluntad.
El fuego de su piel, la hará aprender el arte de disimular entre líneas, puntos y comas el sentimiento más puro y vil de soportar dignamente el castigo de volver a amar. Escuchando a los vigilantes eternos observando mientras el amor le penetra los sentidos, a ella le importa un demonio su vida familiar.
La helada tumba que duerme silenciosa en sus libros, la humedecen sus lágrimas mientras le llueven pétalos de rosas sobre una poesía más que ha de firmar con su soledad. Dentro una vida redactada, cansada de respirar, y harta hasta la médula de soledad…
Poemas de amor, versos de anhelada libertad cómo la nieve marcada por un brote accidental de sangre de sus finos dedos, al tratar de escapar del invierno de su realidad. El orgasmo le tiñe el rostro de luz mientras siente que todo su cuerpo arde avergonzado, una melodía le acaricia los rincones del alma y a cada nota de su guitarra le tiemblan las ganas del otro lado de lo musical.
Al terminar cada poema, cada verso, cada prosa, la rima y el aroma de la traición se le pega a las sabanas, junto con la esencia de rosas que le harán soñar. Cuando todo termine no le quedará entre sus manos más que la frase de una mentira y una costilla de barro tan carente de sospechas, como de encuentros lejanos y cercanos a su despertar…
Mientras a ella se le escapa el aliento por la puerta que la conduce a sentir el viento en su rostro y la sangre de sus venas correr alegremente, contemplando las colinas salpicadas de recuerdos. En su presente, en su futuro peregrinar, cada vez que la poeta se vuelve a enamorar…
Musa Peregrina
Desde la perla del pacifico Acapulco,México.