Me bebí las ausencias e intenté olvidar todo lo demás. Una tarde descubrí que ya nada me escribía, que no le importaba mi sonrisa colgada de la luna ilusionada de hallar reflejo en la suya. Llorando me perdí en la tierra de en medio, busqué con afán los huesos quebrados de aquel amor desterrado, pero la soledad me hizo polvo. Del mar aquel no quedaba ya nada, solo un charco de lágrimas y trozos quebrados de estrellas.
Siempre me negué a extrañar, y pensé... caminaré, caminaré hasta perderme. Y fue así como a él nuevamente le encontré, y volví a mirarme en sus ojos tristes, eso me causó escalofrío. Fue como si el tiempo danzase en silencio y el viento me trajese paz, en forma de melodía, como última oportunidad para respirar su amor infinito. Para amar sin punto final.
Ayer sentí su mirada acariciar mis parpados, esta vez no fue un sueño y desperté en sus brazos. Mi corazón navegó sin timón por un instante y olvidé todo,todo lo que un día ya no quise darle. Me emociona volver a sentirlo, ya a mis pensamientos le brotan alas...el amor ha vuelto a perseguirme.
Me sorprende siempre que bajo la guardia.
Los ciclos se cumplen, así está escrito.
las semillas germinan desde soles atrás...
la tierra aun es fértil,basta un ápice de locura
para encender mi mundo, yo lo sé.
Musa Peregrina.
