SEÑALES DE HUMO PARA UN ESPÍRITU ALBINO

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jueves, 15 de octubre de 2015

ECO


Así como las sombras aman la noche

y los molinos enfrentan el viento del otoño,
si alguna vez llegase mi caricia 
inalterable y dispuesta a robar tus latidos,
se fundiría de gozo la pasión en el horizonte
friccionando tus besos en mi ser.


Tal vez la mañana sería como cualquiera,
sentados tú y yo en la cornisa de la tierra,
miraríamos el fuego bramar 
desde el portón de una soledad ingrata,
y aun de esta manera nada sería real,
solo espasmos en nuestros vientres 
subiendo como enredadera,
cargando años en las espaldas,
desenterrando semillas de lascivia.

Sería el retorno de la memoria muda
que anhelante busca en el herrumbre de tus besos
la esperanza de verte abordar por última vez,
al caer la tarde en la estación del olvido,
donde nadie quiere llegar
porque ahí el amor no se inventa
ni duele el espíritu.
En ese lugar se diluyen los suspiros,
entre olas de mar y espuma blanca,
ausente de risa vaga el amor
padeciendo dolores injustos, 
muere unos minutos antes del amanecer
y se eleva la ausencia en un grito.

Musa Peregrina.