SEÑALES DE HUMO PARA UN ESPÍRITU ALBINO

.

domingo, 10 de noviembre de 2013

LUCRECIA Y SU AMANTE ANDRÉS CAMACHO.

Lucrecia camina inquieta y fuma sin cesar,
pareciera que en el humo del cigarrillo,
descifrara gran parte de esos sueños que aun le faltan por respirar. 
Tímidamente se aloja en el espacio en blanco y se dispone a vagar, entre un cementerio de recuerdos, que a ratos le profanan con singular nostalgia el pensamiento. 
Sus tetas observan inquietas, desorientadas buscando en los resquicios por donde fluye la pasión, una señal que las haga fantasear. Se sabe única y amada por su autor,así que toma las riendas de la poesía y galopa victoriosa rumbo a la libertad.
Lucrecia es única, sus voces, silencios y quejidos. Esa forma de acariciar una idea para darle vida, y levantarse victoriosa de la mano de su amante. 
Nadando como traviesos delfines, en un océano de metáforas que fluyen, y después se quedan quietas, acurrucadas en sus tetas jurándose amor eterno, con los cinco sentidos.


Oralia Lombera Reyes
"Musa Peregrina"
Desde la perla del pacífico Acapulco,México.