SEÑALES DE HUMO PARA UN ESPÍRITU ALBINO

.

miércoles, 4 de mayo de 2016

CARTA SIN TIEMPO.- "A mar abierto"

Querido tú:

Ya es madrugada en mi puerto y queda muy poco de la tercer taza de café sin azúcar, que bebo en honor a mis pensamientos suicidas. Si, suicidas como esas mariposas, que se lanzan al vacío cuando la primavera madura al mundo en un abrir y cerrar de ojos. Inevitablemente me nace una lágrima y otra más, y otra hasta nublar con nostálgica tormenta mi mirada. Lloro porque leía un poco y recordaba uno de nuestros tantos viajes a media luna. Aquellas risas que se fugaron sin premeditación,compartiendo por las mañanas locuras. Sabes... tus mensajes eran lo primero que miraban mis ojos. No creo en los déjà-vu, porque sé de antemano que todo está escrito y que el sueño eterno de las piedras, guarda el secreto de la edad del mundo. Nuestro mundo inventado en que hablaban dragones que pensamos extintos, gaviotas volando en círculos, hasta formar soles de colores que pintaban de índigo nuestros latidos. 

Recuerdo que fuimos niños por mucho tiempo... ¡Dios cuanto amaba tu sonrisa! Amaba porque hoy ya ni una mueca existe, solo agua... agua que se escurre de mis parpados, con el salado de tu ausencia envenenando un  necesario adiós. Tengo la sensación de que esto no lo debí vivir, que jamás debí abrir en canal mi corazón para exponerlo a dolores ingratos. 

A ratos ya no siento en mis venas la sangre fluyendo, al final sucedió lo que no quería, cerré herméticamente la puerta que conduce a la mazmorra, donde por años, mantuve presa una a una mis sonrisas...

Mi frase favorita que inventé para mi misma es: "Aprendiendo a vivir". La utilizo siempre para esos días, en que me siento en la banca de un parque solitario, carente de vida, con árboles secos y marchitos corazones deambulando a contraluz. Mi frase me sirve  para sobrevivir lejos de las personas que amo, con la firme idea que los apegos son llagas que arden y tardan en sanar.  No quiero hacer de esta misiva una serie de confidencias nocturnas, en las cuales mi alma se desabrigue, al compás de una marcha fúnebre que me recuerde la profunda e irremplazable emoción que me provocas. 

Hace años que no abro mi buzón, esto es porque me resisto a descubrir caligrafías de otro tiempo, que ya no tienen cabida en mi corazón de poeta. Escribir es un placer que no dura mucho, pero lo disfruto al igual que un orgasmo, al final de cada escrito cierro los ojos y abrazo a mi amor, la poesía. 
Abrazo tus latidos imaginando que habrás de venir a narrarme las peripecias de tu día, las novedades en tus narrativas o simplemente me preguntaras como estoy. 

Al sentarme a escribirte esta carta, forcejee con mi cansancio y algunas nubes en el cielo amenazaron con incipientes gotas de lluvia. Ha sido inevitable que me asaltasen esos recuerdos y que hiciese ciertas reflexiones. Ahora estás a muchos kilómetros de mí, más bien dicho ya no estás para mi. Debo de aceptar que un día decidiste marcharte y buscar otro ser con quién compartir y seguramente, te ofrece algo mucho mejor de lo que tenias conmigo. Sin embargo tengo un acceso más inmediato a ti, mis recuerdos. 

No quiero abrir espacio en mi corazón de momento, es grande tu figura y aun cabe una ensoñación entera, para ofrecerme a ratos, la recreación de una respuesta deseada… más efímera, más pasajera. Así, hasta que llegue la muerte y vacíe en un costal mis sollozos, la afinidad y ese cariño cristalino que tardaré en romper. Quizá entre líneas alguna vez nos reencontremos como si no hubiera pasado el tiempo en cuanto a complicidad y afecto. Podría ser también que el día de mañana, decida borrarme del mapa e iniciar el desembarque en mar abierto... lo hice antes y logré recuperar mis habilidades de sirena que dejé olvidadas en otra vida. 

Ya tengo sueño, me rindo al día, me retiro con una sonrisa al haber testimoniado aquello que necesitaba ser testimoniado sin más planteamientos, en mis parajes indómitos... la narrativa. Esta noche he renunciado a mi cama cómoda, con el clima encendido al máximo, lo hice porque quise estar aquí, para contar un poco y redimir mis letras, en una carta diferente que de inicio a final intenta malabares para decirte, que te extraño, y necesito ese montón de besos que me enviabas a diario... Necesito ver tus ojos saltones. 
Sabes... afuera no para de llover.  Me despido de la misma forma que un día aprendí a quererte. Gracias vida por ser un loco y sin importar la distancia, a través de líneas, fuiste capaz de localizar mis sensores, me encontraste y uniste con amor tu ala a mi pequeña ala peregrina. 

Hasta siempre.
Musa Peregrina.
Acapulco 04 mayo 2016.