"Apocalipsis 19:20
Y la bestia fue apresada, y con ella el falso profeta que hacía señales en su
presencia,con las cuales engañaba a los que habían recibido la marca de la
bestia y a los que adoraban su imagen; los dos fueron arrojados vivos al lago de fuego que arde con azufre."
Otoño
Atlacomulco Estado de México
01 de abril de 1952.
Eran ya las seis de la tarde y Fray Domingo se disponía a iniciar la misa.
El coro de niños entonaban "El pescador". Desde la tercera banca Anita
respiró profundo y se santiguó,atenta a las palabras que el clérigo difundía
entre la gente del pueblo; que ese día se congregaban,cual corderos
siguiendo hipnóticamente a su pastor. Fray Domingo concluyó el ritual
hincado,lentamente se puso de pie y se encaminó a guardar su estola. Al
pasar cerca de la jovencita, le hizo señas con la mirada de que lo siguiera. Un viento frío aullaba en los jardines,el otoño asomaba lentamente,como sus reverencias ante el altar para después degustar con cierto frenesí, a solas, el vino de consagrar.
Desde hacía meses atrás Anita era enviada por su madre para lavar la ropa de Fray Domingo, y con esto contribuir en un acto de plena entrega y fanatismo religioso. La muchacha cada que llegaba la hora enmudecía al presentarse ante él. Pero acostumbrada a obedecer permanecía en silencio y bajaba la cabeza limitándose a seguirlo. La iglesia había quedado vacía. Él escuchó suaves toquidos llamando a su habitación,que se encontraba al final de los pasillos. Alzó la mirada y la vio ahí,con la pureza reflejada en su rostro. Sentado en el centro del dormitorio,desnudo totalmente,el hombre la devoraba con intensidad. En sus ojos se anidaba un brillo infernal, extasiado la miraba de arriba a abajo imaginando la tersura de su piel. Solo la luz de una vela iluminaba el escenario.
Todo era silencio cuando la sentó entre sus piernas. Hacía ya varios meses que se masturbaba tocándola. Consiguió aterrorizar a la pueblerina,con la amenaza que de no obedecer se iría al infierno. Y Dios castigaba con muerte,a quién se rebelara ante su mandato. La sabía virgen y en el fondo temía ir más lejos de eso para no meterse en problemas. Esta vez, pensamientos retorcidos lo acechaban más allá, de lo que antes se había permitido con ella. Se le enredaban como serpientes en tremenda erección, que amordazaban su falo. La atrajo hacía él, e inició a rozar en círculos por encima de la blusa de encaje azul cielo sus incipientes tetas. La besó rabiosamente mientras le escurría pegajoso liquido de su entrepierna. Solo se escuchaba su bestial respiración. No temas le susurró a la chiquilla al oído... "estoy probando tu fe". Ella comenzó a temblar,al ver que esta vez la sujetaba con más fuerza hasta lastimar. Intentó zafarse,pero él ya engullía sus rosados pezones,con la roja idea de arrancarlos. Y al mismo tiempo metía su mano bajo la falda de manta blanca,tallando frenéticamente sus pétalos puros,sintiendo su bendita humedad. Buscando hacerla madurar por la fuerza,profanando su cáliz sagrado,blasfemando en cada espasmo. Le enterraba los dedos con desesperación y se engolosinaba con el liquido cristalino que le empapaba las manos. Hurgaba desesperado,al gozar las delicias que tantas noches había soñado. Esta vez no pudo más y la penetró parada de golpe...
El demonio hizo su aparición y llego tranquilamente a observar la escena. Le excitaba sobremanera y fumando por fumar un cigarrillo,se dispuso a disfrutar el ultraje. Su miembro coludido con las sombras,rasgaba cada vez más y más,hasta desangrar las entrañas de la chica. Fray Domingo extasiado lamía los hilos de sangre,que se descolgaban como maraña del sexo de la muchacha. Convertido en un demonio bramaba y gemía hasta el hartazgo. Desquiciado con el sufrimiento de Anita que arañaba y pateaba con minadas fuerzas, suplicando en una plegaria que ese infierno terminara.
¡Arrepiéntete de tus pecados!
¡ ¡Arrepiéntete india!
¡Vamos,dilo!
¡Arrepiéntete!
Le ordenaba a gritos mientras la obligaba con furia a mamarsela. A ojos cerrados gozaba el inmenso placer que la joven le prodigaba entre llantos. De pronto se descuidó y ella logró escapar,corrió y su corazón saltaba como el de un pajarillo al salir por primera vez de la jaula. Consiguió llegar a la ventana. La abrió y al momento de saltar,en el último instante el religioso llegó y la sujetó de los cabellos,forcejearon unos minutos hasta que logró vencerla. Al mismo tiempo algunos cristales volaban por el aire. La llevó a rastras hasta su cama,golpeándola con brutalidad a cada paso.
Maldita,maldita,vociferaba, ¿donde crees que vas? Eres una estúpida lo arruinaste todo y de aquí no sales. Logró asir un trozo de cristal y sin piedad le cortó el rostro,los muslos, la lengua... hasta quedarse sin voluntad,sin ápice de arrepentimiento. Para después con el puño cerrado,asestarle un golpe seco
en el cráneo provocando inmensa hemorragia. La sujetó del cuello y con el
cordón del cortinero, le ató un crucifijo con fuerza hasta asfixiarla,al mismo tiempo una lágrima resbalaba de su mirada opaca.
Miró al cielo y entre dientes vomitó las siguientes palabras:
¡Dios mío a ti encomiendo mi alma!
El rechinido del portón de madera se confundió con el último latido,la maldad fue la encargada de colocar el candado. En el altar los cirios se apagaron,la ventisca afuera entonaba una sonata triste,el olor a muerte danzaba entre los matorrales. Saciado de la escena, el demonio escupió cínica sonrisa y se dispuso a marcharse. Guardando en sus bolsillos nuevas llagas y trozos de carne de la gran ramera. Esa madrugada los perros ladraron hasta enronquecer. Los pobladores aseguraban sus puertas con trancas. Se persignaban y oraban cayendo en trance,el cielo se miraba más oscuro de lo normal,como vestido de luto con estrellas marchitas en su totalidad. Solo las hojas que esa noche llovió el otoño fueron testigos de lo sucedido.
Al día siguiente Anita fue encontrada flotando en el lago de Atotonilco.
Acompañada de espesa niebla,la visión era aterradora y a la vez de profundo misticismo. Los lugareños comentan que fue poseída por un espíritu inmundo,que le robó su virginidad y que se había convertido en un ángel. Que luchó ferozmente y quiso protegerse con la cruz. Pero al ser inocente fue presa fácil del maligno. El caso no fue investigado, ya que por la misma superstición de la gente,fue sepultada lo más pronto posible. Atemorizados de que el demonio volviera por alguna de las niñas del pueblo. Aquel día la misa se realizó al aire libre en la plaza,con cantos y flores de todos colores. A pesar que el cielo amenazaba tormenta la multitud era enorme. Todos en silencio, escuchaban las frases memorizadas desde que era monaguillo de Fray Domingo,quién con profunda serenidad invitaba a no soltarse de las manos del creador y acudir con regularidad a la iglesia. A ser buenos cristianos y contribuir generosamente con las ofrendas. Porque esa era su única salvación,sólo ahí encontrarían la espiritualidad necesaria. Para resistir los ataques de la bestia. La luz jamás los abandonaría,si eran de corazón puro y temían al poder de Dios... y al de sus enviados en la tierra.