Hace años que el amor galopa al trote en los campos grises de mi vida. Viaja el sentimiento en anciano tren,añorando una lluvia de encuentros y desencuentros,semejante al colorido de finales de primavera, aferrada a los vientos del olvido con ranuras de adioses impenetrables. Después del punto y aparte suele pelarme los dientes el destino,eso jamás podré cambiarlo,ya me cansé de luchar contra océanos infinitos,para terminar tomando agua de la llave. La locura hereda fervoroso embrujo,la vitalidad de mi corazón merma de a poco. Una muerte prematura lanza su primer llanto, a través de cada poro de mi piel,es ahí donde comprendo que existen seres que deambulamos sin latidos,con espaldas pesadas y fulgores en la mirada casi extintos.
Como un pájaro desesperado,mi alma azota sus alas sobre la jaula,se enerva mi raíz ante la temporada de presencias oscuras,que arrancan de golpe emociones primarias,trágicos orgasmos,situaciones inesperadas. Descubro heridas y respuestas,despertares sangrantes,metáforas ciegas. Noches sin un ápice de voluntad, para ofrecer equilibrio entre lo que se recibe y lo que por generosidad de espíritu,se está obligado a entregar,por medio del brillo de la luna. El deseo cuando vuela sin paracaídas perfora telarañas arcaicas,enlaza sueños y logra un contrabando perfecto de caricias prohibidas. Naufrago en intima soledad,tiño mi sonrisa de universos obsoletos en paralela desdicha. El aliento de mi ser nunca fue perfecto,más la demente esclavitud que la respiración me ofrece, logra que día con día bese a plenitud lo profundo del infierno mismo.
Fallidos intentos para comprender el derrumbe de ilusorios tormentos,me conducen al centro de otoñal abismo,que mi alucinada depresión fustiga,enganchada del interruptor que oculta tras las sombras angustias y amarguras,follajes catastróficos,banquetes servidos con carne pútrida. Aun así,el tiempo es generoso me trae aromas,lame conmigo la última gota de vino que en mi copa atesoro...
Musa Peregrina.