ANGUSTIA
(Musa Peregrina)
(Musa Peregrina)
Aun recuerdo esa ocasión en que descubrí que soy una anciana.
Mi auto venía fallando ya de días y finalmente después de mentarle la madre al mecánico,decidí llevarlo a la agencia,total lo dejé a su merced. A sabiendas que en la agencias suelen cambiarles las refacciones, te lo entregan con una sonrisa cínica y a los tres días vuelves por una falla nueva.
Mi auto venía fallando ya de días y finalmente después de mentarle la madre al mecánico,decidí llevarlo a la agencia,total lo dejé a su merced. A sabiendas que en la agencias suelen cambiarles las refacciones, te lo entregan con una sonrisa cínica y a los tres días vuelves por una falla nueva.
Caminé rumbo a la estación de autobuses que se dirigían al centro del puerto. Abordé sin mirar el primero que se detuvo. Todos los asientos estaban ocupados. Un jovencito que de entrada me resultó simpático,sonreía tímido. De pronto se paró de golpe y me cedió el asiento y con dulces palabras que aun retumban en mis oídos, sepultó mi juventud:
"Siéntese abuela por favor"
¡Me llamó abuela! Malvado como se atreve,que se piensa que será joven por siempre. No supe que hacer,pero al verle ahí sonriendo amable,me tragué mi rabia y avancé como preso al paredón gruñendo un "gracias".
En todo el trayecto pensaba ¿como es que la vida se me fugó en un abrir y cerrar de ojos? Caminaba encorvada, los años secuestraron mis reflejos, hacía tiempo que decidí dejar de teñirme el cabello, perdí la cuenta de los dientes que me abandonaron. En fin... si, era una vieja y no solo eso,era una vieja que nunca se enteró que su cuerpo, hacía tiempo que vociferaba senectud.
Observé sin mayor interés el desfile de imágenes que la ventanilla me ofrecía. En ellos me vi saltando en un parque con mis hermanos siendo niña. En otra visión estaba sentada en una banca,besandome con quién pensé era el amor de mi vida. Más adelante cruzando una calle embarazada de mi hijo el más pequeño y llevando al colegio al mayor. Al que hoy, solo miro aquellos días en que decide con su esposa, que su madre los atienda porque nadie cocina como yo.
Con la mirada nublada de lágrimas llegué a mi destino. Bajé una cuadra antes de casa,pensé que tal vez si me paraba del asiento en el último momento,no tendría la elasticidad de bajar de un brinco,como el chico aquel,que esa tarde me abrió los ojos. Para darme cuenta que ya no debo de andar sola por las calles. Que me siento insegura,que pienso que me perderé y mamá nunca habrá de encontrarme. Ese día supe que era necesario usar mi bastón,para no volver a rodar y con la osteoporosis que cargo a cuestas,dejar a mis futuros nietos sin conocer a su abuela...
Musa Peregrina
Desde la perla del pacifico
Acapulco,México.
Desde la perla del pacifico
Acapulco,México.