Me sirvo un trago y miro la copa como cazador al siervo,acaricio las sombras y me bebo de golpe la nostalgia endemoniada que me heredaste. A lo lejos la noche entona una sonata triste,la luna es testigo silencioso del dolor que se refugia en mis instintos básicos. Sobre todo aquellas madrugadas en que sueño, que desgarras mis ovarios y aúllas cual lobo en celo. Se que eres un zombie marcando poderío sobre mi cuerpo y yo tu esclava,adicta a orgasmos sísmicos y perversos.
Como parvada de cuervos llegan a mi mente los recuerdos,te veo ahí postrado en trance profundo, como en una oración lamiendo mi monte de Venus. Se que yaces cautivo en añeja soledad y que arremetes con saña una legión de latidos insurrectos,que aborta tu sensibilidad enmohecida,ofrecidos por incubas al final de cada concierto.
Una mirada de lujuria es para ti como perro guía al ciego,recibes infinidad de caricias aderezadas de frases sucias,arropadas allá por la madrugada con un manto de gemidos sin freno. Descargas un río blanco de humanidad en las entrañas vírgenes de la tierra y gozas a rabiar,tu espíritu sabe que montado en el tiempo vencerás a la velocidad de la luz.
Musa Peregrina
Una mirada de lujuria es para ti como perro guía al ciego,recibes infinidad de caricias aderezadas de frases sucias,arropadas allá por la madrugada con un manto de gemidos sin freno. Descargas un río blanco de humanidad en las entrañas vírgenes de la tierra y gozas a rabiar,tu espíritu sabe que montado en el tiempo vencerás a la velocidad de la luz.
Musa Peregrina
