Si no hubieses fallado esta vez, habrías visto mi cabello hecho nido de pájaros cada mañana, mi cara confiada en que un día, aprenderías a bajar la tapa del escusado a punta de besos y dulces miradas. Si pensaras doble antes de mentir, el tiempo no se hubiera convertido en agua entre los dedos. Porque cada vez que volvías te miraba a los ojos parada de puntillas; tragándome ese cuento de que me amabas. Qué eramos almas gemelas, nadando en orgasmos amnióticos desde que las estrellas acompañan la noche callada.
Si el tiempo pudiese volver te darías cuenta, que es muy fácil que se me pase lo enojada, solo debes mirarme fijamente a los ojos cuando la rabia es la que manda y abrazarme fuerte, dándome un beso en la frente. No pido más, solo honestidad, locura, lealtad. Sí, sé que eso no va contigo. No quiero una vida perfecta, pero si el compartir con un ser, que tenga al menos una neurona, para reaccionar ante lo que mejor le conviene, yo. Qué sea malo y bueno, flaco o gordo, blanco o negro. Qué sea feliz siendo él. Hoy sé que ya nunca me enseñarás a andar en bicicleta, que mis letras sin la inspiración que me brindabas quedarán huérfanas, tal vez dentro de poco hasta muertas.
Si te hubieras quedado conmigo jamás te habría lastimado, confesándote cuantas bocas he besado, no te habrías enterado que hubo mejores amantes que tú y esas caricias inolvidables que me prodigaron, aun rondan mi mente en mis fantasías desquiciadas. Yo hubiese sido incapaz de decirte que me excitan con pelo en pecho, aun así te acepté con tus tres pelos y tus escasas nalgas. Habrías tenido muchos días de sol y vacaciones en mi playa, café delicioso con una de azúcar como te gusta, hubiéramos bailado bajo la lluvia descalzos, te habría peinado por siempre el cabello con mis dedos de poeta, habríamos disfrutado noches enteras de sexo caliente y conocido un coro nuevo de jadeos, con los orgasmos que ya no compartimos por tus mentiras disfrazadas. Tendrías tus razones es el único argumento que entiendo, eres humano y tienes ganas...
Hasta finalmente hubiéramos ambos aprendido a decir "te amo" sin inseguridades pretéritas. Pero te tuviste que ir de esta manera. Ya no hay vuelta de hoja, los chocolates se quedaron en la caja, mi canción favorita sin dueño, mi voz sin un perdón. Tus botas ya no estarán bajo mi cama, mi nuevo platillo inventado con especias extrañas ya no lo probarás, mis letras cursis sin tu corazón de piedra no podrán respirar. ¡Vaya ni un hasta luego queda ya!
Si no hubieses mentido, creería que todo esta bien y pasaría como los temblores o tsunamis, como el tiempo que arrastra hojas secas seguro de que la primavera llegará de noche o una tarde desaliñada. Imaginaría que mi alma no tiene frío, que no me abrazo a mi misma hoy mientras te recuerdo. No necesitaría inmiscuirme en el vuelo del destino, que disfrazado de ave nocturna en esta madrugada dolorosa me acompaña.
No sentiría esta maldita herida, matándome lentamente por la espalda...
Musa Peregrina.
