Aprendí a rezar en la oscuridad, a soltar toda materia que me fue negada en la temporada de siembra. Se me escurrió tu nombre entre las rimas de mis versos incoloros. Mis sentidos se extraviaron cuando llegó el punto final de nuestra historia. El faro que guiaba mis sueños se apago y me encontré sola a medio océano. Confundí tu figura entre las sombras de la noche que pernocta nostalgias y pretéritos. Te busqué en mis libros, entre los pétalos marchitos de aquel rosal que creció tímido entre mis piernas. Escribí tu nombre a ciegas, deambulé entre horizontes imaginarios creyendo encontrarte abajo de las piedras,sentí la fuerza del temblor que arremete los latidos de aquellos seres que se vuelven lluvia de junio... morí con tu nombre entre mis labios, lamí el barro en mis heridas negras.
Musa Peregrina.