Nunca antes perseguí estrellas,siempre pensé que la luna era mi aliada. Que su brillo me cobijaba aquellas noches oscuras, en que vagué con el alma llorosa en la calle de los recuerdos... sin un ápice de sueños, con el amor fugándose por la arteria principal de mi necio corazón. Sin ánimo de latir por todo y nada. Con las manos y la cama vacía.