A todo galope llegan los años, montados en radiante corcel plateado. Algunas noches recuerdo el aullido de mis sueños, que fallecieron ocultos en lo más recóndito de mis temores. Esparcidos uno a uno, yacen cadáveres en el frío delirante que habita la nostalgia y busca con ahínco el ayer. Aun recuerdo cuando el amor crecía con fuerza en mi alma, otrora luminosa y plena de sonrisas, distante de ser la sombra atormentada, el páramo que arrastra amargura y desolación en que se convirtió al día de hoy.
El solsticio nunca llegó, se resignó mi espíritu y decidió impregnarse de bálsamos momentáneos. Así transcurren mis historias entre heridas abiertas y recuerdos que socavan hálitos de ilusión perdida, e inseguridades encrespadas por un corazón a medias. No sé... Tal vez la liturgia de los sentimientos es poco indulgente,con los latidos que me sobreviven al naufragio.
Resurgir de mis abismos inventados me hace inmune ante la muerte. Sentir la brisa de otro año, que sucumbe ante la terquedad de la vida,logra que el cofre de mis tesoros anhele abrirse por última vez. No importando que aun guarde en mis archivos poemas inconclusos....
Un ejercito de errores me persigue,son como lápidas blancas esperando escribir finales sin apellido, son anónimos personajes expresando un perdón tardío. Antaño los caprichos subyugaron mi piel y esta respondió desnudándose de mesura,encaprichada en escuchar un te amo proveniente de seductor ímpetu y calladas cenizas.
Aprendí que cuando el alma decide emigrar hacia el norte siembra flores de papel y solo habrá de encontrar fantasmas extraviados en un plato, con residuos de esperanzas devoradas por la vigilia de aquellos días inolvidables. La mía optó por marearse de placer, entregándose a la tragedia y al eco infundado que la arrastró mar adentro, alejándola de rutinarias cavernas, vaciando las alforjas de inocentes tempestades y el llanto del crepúsculo que desangra noches enteras de añejo placer.
Aprendí que cuando el alma decide emigrar hacia el norte siembra flores de papel y solo habrá de encontrar fantasmas extraviados en un plato, con residuos de esperanzas devoradas por la vigilia de aquellos días inolvidables. La mía optó por marearse de placer, entregándose a la tragedia y al eco infundado que la arrastró mar adentro, alejándola de rutinarias cavernas, vaciando las alforjas de inocentes tempestades y el llanto del crepúsculo que desangra noches enteras de añejo placer.
La edad de la inocencia se marcho de mi lado sin despedirse, solo me heredó añoranzas, sonatas tristes, cigarros apagados y trágicos caminos que conducen hacia un campo de espigas doradas, que crecen valientes ante la tiranía del destino y su testaruda ideología.
A vuelo de pájaro intentaré desplegar mis alas, recostada en cielos que incitan a excavar en el blanco de las nubes, ignorando la vastedad de mis infiernos que se enganchan a las diatribas de la carne, copulando vejez y textos negros... metáforas y muecas, silencio y señales borrosas que han llegado de muy lejos.
Musa Peregrina.
Desde la perla del pacifico
Acapulco, México.
Desde la perla del pacifico
Acapulco, México.