Al único cierre de campaña que he asistido en mi vida, fue al de Félix Salgado. Recuerdo que era un mar de gente el que lo seguía como adorando a Dios... Félix Salgado logró que el rostro del pueblo,el de aquellos seres que nada tienen, caminara tomado de las manos por las calles del puerto y manifestara el sueño perenne de los mexicanos, que aman la tierra que les vio nacer y luchan por mantener de pie, nuestra dignidad y respeto, los que defienden ese caudillo imaginario que jamás muere en nuestro interior. En aquel tiempo vientos de esperanza, golpeaban con inusitada fuerza los pies, de quienes le acompañamos ese día hasta el final. Como espigas de trigo valientes, miles acudimos voluntariamente, haciendo eco a quién representaba en ese momento nuestro grito agónico,el que los sordos del poder no escuchan, esos que se trepan a un pedestal y amordazan el llanto , la decepción y el desánimo,el hambre de justicia. Son años y años de darnos atolito con el dedo y pan con lo mismo... Felix es una huella imborrable,forma parte de la leyenda de nuestro Estado de Guerrero. Aun desde su trinchera se que es un hilo conductor,que se conecta directamente con el corazón de la patria que procrea grandes guerreros. Lo que bien se aprende, nunca se olvida... la cabra siempre tira al monte... Es un toro muy especial,que nunca se enteró que existían las cercas...
Musa Peregrina.