DIFUSIÓN DE INCOHERENCIAS
Vagabas selva adentro sin rumbo fijo. Un colectivo de caníbales instintos amordazaban la raíz de tus sentimientos. Las hojas de tu árbol perdieron el verde virginal, que oxigenó tus huellas, donde reposa tu estirpe. El dulce de las uvas se marchó,para disfrazarse de fluidos que escurren frenéticos del centro de tu cuerpo. Lanza un bramido el albedrío universal y las guadañas de la rutina,aceleran tu pulso de amante incansable.
Las iglesias de tu pueblo, atesoran infinidad de pecados,que se almacenan en el archivo muerto del universo. Las hostias te saben a chicle de menta después del felatio. La grupa de tu carne añora el rincón favorito de aquel viejo bar,donde la noche preñaba de madrugadas, tus pasiones desatadas a partir de la décima campanada. Te atraganta el licor que emana de las estrellas,nunca aprendiste a beberte la luz en copa rota. Te duchas a mar abierto sobre la cubierta de un buque camaronero,que enfila heroicamente rumbo a los acantilados de tu sexo inquieto.
El lunar en forma de luna negra de tu hombro izquierdo,rapta de súbito la tinta de aquel tatuaje que grabaste en la mirada de una gaviota herida,atormentada por confesarte su amor,cuando hacías malabares en un sueño ebrio. El espíritu de las meretrices ya no te estremece,intentas mantenerte a flote aun a sabiendas, que las patadas en los testículos son golpes certeros,donde no existe riesgo alguno de que sobrevivas al fulgor de un viejo tormento.
Se abren de golpe las compuertas de tu libertad inocua,igual que el día en que cruzaste los dedos para no volver la vista atrás. El temor sofoca los ardores de la desolación. La vibración que ejerce una cadera desconocida a distancia,lame con goce infinito la melodía que un canto gregoriano entona en exclusiva para ti. Las miradas de ninfas que se esconden en la espesura de tu barba,guían sabiamente la ilusión del falo de ser devorado, antes de nacer la aurora.
La literatura martilla tus manos,trina desahuciado un pájaro, el pretérito de tu corazón se columpia en ramas que crujen, en cada movimiento imaginario y saltan tus arterias finalmente por la ventana, para seducir al silencio. La muerte sombría fuma un cigarrillo,se exalta al darse cuenta que era el último y te exige quemarte en sus entrañas, en honor a un figurado exilio religioso. Decoras tu caverna a todo lujo,pintas los muros de colores escarlata,una lluvia serena llega como regalo de vida y baña de viento y relámpagos, aquella paloma herida, que yace adoptada en la jaula que inventaste para cuando te visite la soledad. Mantienes cautiva un ápice de alegría,hasta poco antes de la cosecha anual,en que muerdas las manzanas tiernas...
Musa Peregrina.