El aullido de la soledad desde hace
varias lunas, redime el silencio en mis manos, miro el cielo y las estrellas se
quiebran, como si fuesen cristales. Observo cada mañana ese espejo de recuerdos,
ahí tú sonríes con amor y me acaricias, y yo sigo siendo la gitana de tu
corazón. La estación final marcó el día y la hora exacta donde teníamos que
bajar. Dejé mis sueños en el vagón de algún tren, viajé de prisa, gane sabiduría,
perdí mi risa... El destino hasta el día
de hoy juega con nosotros a las escondidas. ¿Qué habrá sido de ti? ¿Estarás feliz? Tal vez la serenidad que traen
los años, haya logrado que seas libre. Te conocí esclavo de bajas pasiones, de
amores que cargabas en tu espalda, una losa egoísta y muy pesada. Tristemente a
tu lado se me escapaba la vida, mi corazón se suicidaba, mi alma gritaba
desquiciada. Hoy prefiere morir, ahogarse en el agua de mar que escurre de mis
ojos, cuando contigo quiero estar. Tus huellas en mi playa aun no se pierden,
por las tardes en que las olas descansan, el murmullo de la brisa me cuenta
relatos de ausencias. Calla la rutina ese carnaval de latidos que se agolpan, anhelando una sola esperanza,
la fiesta terminó, las luces en mi cuerpo se apagan. Muecas falsas, amantes fugaces,
locura innecesaria se adueña de mi piel al compartir nuevamente cama. Probando otro sabor de piel, escurriendo semen dulce por todo lo largo de mi espalda...
Sé que te marchaste de mi puerto, que arrancaste con rabia la poca fe que en ti
quedaba. No habrá oportunidad en esta vida, para decir lo siento…Quizá en
alguna reencarnación nos volvamos a encontrar, te diré las mismas palabras… ¿El
día que te marches, me recordarás? El universo resucitara las promesas que nos
hicimos, el alcohol ahogará los besos que anhelo, el vacío de esta hoja en
blanco lo llenaré de prosas fugitivas, de esa ambigüedad dolorosa que mata y
extingue sin prisas. Soñando parir algún día mi primer poema de amor, que
nacerá con la tinta
de oro con que se escriben los grandes
sueños. Recostada entre cadáveres de antiguos deseos, se enciende la chispa
adecuada esta noche que te recuerdo, eternamente respirando lejos. Sobre mi tumba te
dejaré un puñado de misterios, amnésica al no recordar el nombre de marineros que
navegaron en mi cuerpo. Soy esa sirena que naufraga entre quimeras y adorna con
corales su cabello…Que se inventa cábalas, que llena los huecos de las nubes con
romances sin sentido, que crea figuras de arena imaginando tu rostro, y al paso
de los días las destruye porque se sabe loca. Caminando vagabunda por las calles sin
ropas, con el cuerpo sucio, anhelando que a su mente antes de partir llegue el
olvido…
Musa Peregrina.