Ya casi es la hora Antonio me espera y llego retrasada, el tiempo, siempre el pinche tiempo que resulta insuficiente. Veinticuatro horas para hacer todo y después ver a este cabròn para que me quite las ganas. Seguro ya estarà en ”El oasis” si ese motel hablara, seguro uno que otro se queda bien tieso del susto y no precisamente por excitarse. Y luego estas zapatillas que utilizo cuando ando quedando bien, mañana mis pies amanecerán jodidos, pero como a èl le fascina que lo haga con tacones… mmm el cuerpo pide y no se le discute. Ahí está al fin el motel, ya veo su auto. Bien al menos es puntual. Tomarè mi actitud de manera filantrópica con mi cuerpo, la humanidad diaria resulta ser tan limpia por bañarse en la rutina, tengo un buen de ganas de revolcarla un poco y darle vida a mis fantasías. La oportunidad de disfrutar, si me apuro a hacer mis pendientes no es siempre. Subí las escaleras interminables y empujé la puerta suavemente, su mirada me eriza la piel. ¡Hola cariño ya estoy aquì! Él avanza lentamente y sin decir agua va, desabrocha mi blusa roja, mientras mis senos tensos se preparan reconociendo sus pensamientos endiablados, que me transportan a las estrellas un par de horas.
Desnudan mi piel con deseos contenidos por tantos días que no lo siento en mì, que no me cubre con sus besos brujos. Lo contemplo por un momento, no logro discernir por qué me gusta tanto este cabròn, pero aquì estoy. Sumergido en la blancura de mis tetas inicia el ritual que enloquece los sentidos femeninos, mientras me convierto en una tierna gatita que lame su cuello con un ritmo suave, lento. Me arrincona sin permiso en la pared, envistiendo con sus dedos mi humedad casi escurriendo,sin dejar de acariciarme se recuesta en las sabanas azul cielo. Mis labios con poderío tomaron el control de su miembro firme, dando refugio en mi boca ,navegando en mis zonas húmedas por hacerlo vibrar, una succión deliciosa que concentra sin miedos instintos viejos y necesarios.
Él acariciaba mi cabello rebelde, sabe que me fascina lo haga. Soy su esclava no teniendo límite alguno a su intensidad. Por un momento tome el mando, en la búsqueda de rumbo hacia mi garganta sin remilgos inútiles. Mientras esta contenía el aire, sabiendo perfectamente cómo hacerlo. Lentamente, muy lentamente, él mi amor cerraba los ojos sumido en un viaje narcòtico que lo invadìa de sensualidad desenfrenada.
Contemplaba con autoridad mi labor, con misterio y morbo tratando de adivinar su futuro en el tarot de mi lengua. Comenzó a venirse con violencia en mi boca contrayendo cada uno de sus músculos, que ofrendaron una dosis de rìos de pudor contenida. En un tùnel de escapatoria efímera a mi sexualidad aturdida por extrañar su cuerpo, tan necesario en mis noches hoy en dìa. Memorable visita al infierno,una felaciòn prometida algún tiempo atràs. Esa intensidad que me provoca con solo verlo erecto, que logra hacerme sentir un calorcito en mi garganta cuando descarga sus ganas de vivir, de poseerme y yo, de compartirle mi piel y mis deseos. ¿Te gusta mi amor? ¿Lo hice como me enseñaste a hacerlo?
Ahora quiero montarme en tus piernas y que sientas como se sube a la luna por un momento, cada que me vengo resucitando instintos en tu cuerpo. Musa Peregrina.