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jueves, 14 de junio de 2012
LA MIRADA CIEGA
Mis ojos aun buscan a tientas tu amor y la oscuridad viaja conmigo. Sin ser una gata atravieso tejados distantes,cada noche que se eriza mi alma con tu presencia en el ayer del noviazgo con mi alma. Se me han fugado los años hoy sòlo hay una flor marchita, seca, sembrada alguna vez en el jardìn del tiempo… Esta noche solitaria de invierno de no se que mes, porque el año lo olvidè, me encuentro vacìando el desvàn de recuerdos. Hace mucho frìo y ya no percibo la ceniza escasa de tu cigarro, que se aleja, ya para mì no huele a nada. Esta ceguera desea nunca haber existido y planea traicionar las sombras que mataron la luz de tus besos. Ella, la muerte aun observa la flama de una vela. Dentro en su ataúd lleno de tus caricias que respiran silencio. Sonrisas enfermas lloran una despedida, anunciada por la alegrìa de amar sin esperar que tu mirada, encuentre el botòn de mi blusa que espera despierta desde hace 40 años, alumbrándose con tu recuerdo. Anhelando que toques mi olor húmedo,y solo logres ver compañia en cada una de mis prosas amargas.Cuando duerma por mucho tiempo tal vez la miel de mis ojos caiga ante tì, como lluvìa de amor en el mes de abril. Sè que aun siendo ciego, buscaràs la imágen desesperadamente del espejo ausente, en un reflejo fantasma, anciano… Cada vez que me piensas tu imaginaciòn sin lìmite, và tropezando tantas veces con mi figura. deseando estas frìas madrugadas tocar mis manos. Ellas siempre te escriben siete historias suaves, en pàginas tan blancas como aquella emociòn, esa que no podemos vivir dos veces. Mientras llegas, mis dedos juguetean con mi rizado cabello, cada vez màs largo, cada vez màs cano… Hoy cumplo 74 años de vida, soy un envase vacìo algunas veces lleno de tu amor, de tus caricias cuando recuerdo lo vivìdo. Ya no soy una niña pero en cada juego pienso en tus labios acariciándome, envejecì escribiendo tanto. Sòlo con mi fantasia de que sigas como antes, amándome a cada instante, leyéndome con tu mirada ciega… Si mi amor, sè que soy una vieja, y aun sigo dormida, nunca despertè a la vida por no abrir mis ojos al amor. He vivido ciega, guardando en mi maleta sin tiempo, melancolìa, desvelos, celos, resentimientos y besos.Vago a oscuras, a tientas, con el alma perdida, sentada en el parque de la vida. Esperando que el amor antes de dormir eternamente venga a visitarme por ùltima vez. Al hogar donde mi alma respira dentro de un cuerpo cansado, al que todos llaman ... ¿abuela què quieres? caminan frente a mì y hacen como que ni me ven. Esos a quienes llamamos nuestros seres queridos, los que pare al mundo en la flor de su juventud una buena mujer... Musa peregrina.