He pasado algunas noches en vela esperando volver a sentir. Observando en silencio eterno, como brota agua turbia de mis versos inertes. Siendo triste espectadora de la sangre seca, que se anida en mi corazón de papel y se jacta de engendrar inviernos damnificados. Soy sobreviviente de la guerra sucia que la vida me convida, lo sé porque nací en luna llena. No me engaño, tengo claro que ya no me queda nada,que respiro rodeada de intereses extraños y cadáveres de sueños muertos envueltos en mutiladas enseñanzas.
Las comisuras del ayer albergan tímidas muecas, callados dolores se desplazan por mi torrente espiritual. Nostálgicas mañanas pintan mi mundo de obsoletos odios e inocente indiferencia. Es mi rostro con surcos el que adorna mi destino y derrumba castillos en el subterráneo de mi conciencia. Pensamientos insepultos me atacan a ratos, son como buitres que acechan la única ilusión que mantiene encendida mi fogata. Ya no forcejeo, suelto como palomas al viento mis preceptos cotidianos, disfruto desnudarme en cada línea, lamo ávida el néctar de la madrugada, gota a gota; para después gemir desde la profundidad de mis entrañas. Invocando ferviente al amor, suplicándole que esta vez no se me muera dentro, porque mi carne aun tiene fe en sus descabelladas historias…
Musa Peregrina.
