Ya no hay lugar en mi alma para una más de tus mentiras. Ya no...
¿Y si emigraras a voluntad al mundo aquel, donde yacen mis grandes amores calcinados?
Me evitarías la pena de arrancar
con mis propias manos tus alas de ángel malvado...
A distancia escucho tambores de guerra,
agoniza ya el ayer, mis ojos se han quedado secos,
dejaré que se desangré el sentimiento,
sin esta vez lamer amorosa mis heridas.
Olvidando tu falsa sonrisa,
habré de desenterrar mis armas
para enfrentarme a mi misma.
Esta vez no te volveré a buscar...
vagaré hasta poder encontrar esa chispa
que logre volver a incendiar mi espíritu animal.
Patearé piedras, sacaré la víbora de la bota,
no sé... aceptaré por fin que estoy loca.
Haré circo maroma y teatro para recuperar
mi paz y perderme en el camino que desvíe por tu culpa.
Tiraré sin miedo el puño de tierra y sepultaré tus bellas palabras.
Sobreviviré de ahogarme en un vaso de agua.
Musa Peregrina.
