Algunas tardes mi espíritu se vuelve un ave. Emigra feliz rumbo al cielo de aquellos grandes amores,allí las nubes son sueños marchitos y la lluvia se niega a regar la flor dormida... Es ahí cuando concibo cada latido,como una gigantesca oportunidad que el universo me otorga. Para continuar el camino que inicié con el primer llanto. Un incipiente otoño me observa y tímido me seduce con el ocre perpetuo,que tiñe de nostalgia sendas y laberintos en los que no se vuelve la vista atrás... Hoy quiero brillar como una estrella,colgarme del firmamento y esperar en silencio, que llegue mi alma gemela y eleve la mirada al infinito... Ojalá y esta vez use los anteojos y lleve una lámpara,para que no se pierda... si me apago al primer soplido.
Musa Peregrina.