Despertè vagando descalza por las calles, no reconocía los lugares que tatuados quedaban en las pupilas de mis recuerdos. Mi cuerpo
apenas cubierto por una fina melodìa de pensamientos, se quejaba dél frìo que mata el alma.
apenas cubierto por una fina melodìa de pensamientos, se quejaba dél frìo que mata el alma.
No sabìa quièn era, que estaba haciendo ahì.
En la lejanía, mi guitarra recorría el silencio de aquel gélido amanecer. Sintió unas manos que
palpaban su cuerpo, golpeando las cuerdas intensamente, cerró los ojos, la nada
se hizo en el espacio entre
el instante y aquella mirada. Escuchè unas notas que decían: eres la estrofa
de un poema imperturbable, tienes ansìas de transformarte en una historia, en una obra de arte. En
vuelos
imprevistos
de asustadas aves, como acalorados corpiños que
sostienen tus senos cuando ellos extrañan aquellos
besos, viejos labios correteando versos, que se esconden en la bruma del tiempo. El día, la noche,
todo el otoño,
en que nuestras huellas
aprendìan una canción entonada en pleno sexo. Tenìa ansias de leerte,
a pesar del miedo de tu
amor que invade todo mi presente. Es como correr y esconderse
creyéndo morir,
porque he querido la
eternidad entre tus brazos, sentirme soñando un porvenir. Sin vivir con la mùsica por ratos, a lentos pasos del lugar se encuentra un ramo
de nostalgias
que
alumbran esta noche.
La
velada, en la
que se hacen eternos los minutos y al fin,
ha nacido mi otra canciòn, en esta madrugada, su tìtulo: “ mi amada guitarra “ la almohada perfecta
de mis letras apasionadas. Musa peregrina.
palpaban su cuerpo, golpeando las cuerdas intensamente, cerró los ojos, la nada
se hizo en el espacio entre
el instante y aquella mirada. Escuchè unas notas que decían: eres la estrofa
de un poema imperturbable, tienes ansìas de transformarte en una historia, en una obra de arte. En
vuelos
imprevistos
de asustadas aves, como acalorados corpiños que
sostienen tus senos cuando ellos extrañan aquellos
besos, viejos labios correteando versos, que se esconden en la bruma del tiempo. El día, la noche,
todo el otoño,
en que nuestras huellas
aprendìan una canción entonada en pleno sexo. Tenìa ansias de leerte,
a pesar del miedo de tu
amor que invade todo mi presente. Es como correr y esconderse
creyéndo morir,
porque he querido la
eternidad entre tus brazos, sentirme soñando un porvenir. Sin vivir con la mùsica por ratos, a lentos pasos del lugar se encuentra un ramo
de nostalgias
que
alumbran esta noche.
La
velada, en la
que se hacen eternos los minutos y al fin,
ha nacido mi otra canciòn, en esta madrugada, su tìtulo: “ mi amada guitarra “ la almohada perfecta
de mis letras apasionadas. Musa peregrina.