SIN RUMBO
(Musa Peregrina)
La cobardía y el orgullo son alimento de las más terribles soledades. Se nutre la raíz de viento y la tierra sucumbe ante la nostalgia de saber que todo está perdido. Aun excavando en las profundidades oceánicas que extirpan lágrimas insolentes. Aquellas, las más tenues, inundan campos completos de flores con tempestad intermitente y la resaca del alma, pareciera que no termina de marcharse.
Hay noches en que los huesos crujen y la oscuridad danza de los pies a la cabeza. Las arterias se impactan en un muro de tiranía, que resguarda el vuelo sagrado de un colectivo de ángeles en sumisión. La serenidad navega montaña abajo,enfrentando los rápidos que se maravillan con el paisaje imaginado.
La inmortalidad enjuicia todo a su paso y se cubre con una coraza negra,que hereda la sabiduría en cada una de las piedras, que duermen a lo largo y ancho del camino. El cuerpo jamás se despoja de sus pieles de repuesto, son como cascara seca que la fruta derrocha a placer, para beneplácito de las hormigas. Una manada de recuerdos viajan a la par de nuestras huellas,cada fin de año braman y copulan sobre la corriente que la lluvia ofrece a perpetuidad. En desiertos imaginarios,mundanas esperanzas fallecen en la vía rápida... y yo, simple mortal,escribana de moscas,nada puedo hacer.
Permanezco en silencio dentro de un ataúd, color caoba brillante,con las medidas exactas que el destino planeó, para que sepulte mis ayeres al caer la tarde,pariendo y matando sueños en la vastedad de mi vagancia literaria, que se escandaliza de interminables visiones...
Musa Peregrina.
Desde una célula que navega
en la cubierta de solitaria barca.
