SEÑALES DE HUMO PARA UN ESPÍRITU ALBINO

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miércoles, 18 de octubre de 2023

MUSGO, ESTÓMAGO IMPOLUTO DE LA SIERRA OAXAQUEÑA









Naciste florecilla silvestre de pétalos pardos. De cultura, viva y ancestral etnomicología. Creció tu vida en la profundidad del llanto chamánico. Arropada de recuerdos y hongos sagrados. A la par del tiempo. Hubo lluvia, días oscuros y claros.


Deambulante cachorra de jaguar. Sin plumaje. Sin garras. Paseaste tus colmillos sobre la milpa. En la tierra del frijol, venciste, guerrera del sol. Con tus dientes de maíz y  espíritu bicolor, fraguaste enmedio del humo el silencio del lenguaje.


Observas desde el más allá la tarde. Curaste las horas heridas. Maduraste puñados de esperanza viva. Guardiana de secretos del campo y de la aurora. Polvo, ala de reina avispa y fragilidad emancipadora. Dormías sin almohada, acompañada de gritos y alucinaciones, vanas. 


En un escenario mundial de voces y ladridos anónimos, sugeriste yerbas mágicas. Ingeriste la vida, la mañana y la velada dormida. Siendo adolescente ya eras profecía. Murmullo de arroyo roca y columna. Sendero de hormigas mudas. Sabina, vientre preñado de dones, conectaste sonriendo con tus dioses. 


María, sanadora de amargo ajenjo. Botella de hojas secas de árnica. Desinflamante de la carne. Delicia liberadora de la conciencia que arde. Gota, miel de palo, abeja itinerante. 


Mecate fuerte que tiende nublados arañazos en la piel del alma. Consuelo. Garganta aullando dolor. Palabra de contenido líquido. Bálsamo blanco. Amor de madre. Tierra medicinal, retoño de paz. Luna creciente, guerra de la yerba y la espiga, antigua vereda, alimento a la vida vacía.


Rezos y visiones expandieron tu oxígeno. Soplo, pulmón de invierno, hilos de plata colgaron de tu casa de sueños. Misticismo, leyenda. Mitológica que lee, intérprete de la risa de las estrellas. Esqueleto en ritual.


Yaces recostada entre los matorrales de la clarividencia. Tú, eres, y serás, la que corre, la que nadie alcanza. La que se pregunta y se responde el cuestionar de la vida y la muerte. Estación del humo de copal, sangre jamás inerte.


Arrullo y canto doloroso del pecado de los consultantes. Te hiciste en trance, entre rezos coloquiales. Ahogaste en un río de olvido la palabra hiriente. El dolor de las ánimas, el ocre de las plantas. Cuestionar de los hongos, indefensión de los animales.


Ya duermes en un mundo invisible, algunas noches lejano, cercano. Andas hasta muy tarde, de madrugada, cerca de Dios, de muertos y niños santos. Escarbas la muerte. Bien abrigo de la dolencia ajena. Sanadora, de oficio partera. Mensajera de la divinidad, también viajera del más allá, de mundos siderales, fantásticos, neutrales.


Nativa de los ríos del idioma propio. Mujer sabia. Abuela descalza. Desnuda visión. Florecido pensamiento. Cielo rojo.  India trenzada. Lavandera de la locura. Salud del corazón de los hombre necios de Marte y de las mujeres incomprensibles de Venus. Fumas. Reflexionas. Te internas en el hábitat de los muertos y su aparente quietud.


Musa Peregrina 

Oralia Lombera Reyes

Escritora guerrerense.